viernes, 11 de junio de 2010

De medallas y daños colaterales (162/365)

Advertencia: hoy estoy parlanchina (lo digo por si tenéis prisa o algo...)

Por fin han salido todas las notas, y la verdad es que (lo siento, hoy no estoy nada modesta) me dan ganas de enmarcar el expediente de este curso. ㋡

A pesar de haber sido (con diferencia) el curso más duro para mí por diferentes razones, ha resultado también ser el que mejores notas he conseguido.

Podría escribir un libro con la lista de razones que me llevaron, hace 3 años, a empezar esta carrera, teniendo entonces Mateo 2 añitos y poco, y Miguel unos 8 meses, en plena lactancia todavía. El segundo año fue todo una odisea, con mi barrigola haciendo las prácticas, con el nacimiento de David poco después de los primeros parciales, y con los exámenes finales pendiente del móvil por si tenía que salir del examen para darle pecho al pequerrecho. Y este año, palizón de carretera a Zamora. La de kilómetros que habré hecho cole de Mateo > guarde de Miguel > casa de mis suegros a dejar a David > Zamora > clases y repetir itinerario a la inversa... Noches sin dormir (literalmente), tardes de pipas y té, estrés, tensión... y de repente te encuentras con que todo eso ya terminó, y que en tu expediente pone que has finalizado la carrera...

Hoy no puedo por menos que sentirme muy satisfecha (os dije que hoy no estaba yo nada modesta) y ponerme unas medallas (aunque se las pida prestadas a Mateo...).



Y ahora viene la cara B: los daños colaterales. Sí, señores, porque estoy segura que mientras estaba sacándome el título de maestra, estaba perdiendo el de ama de casa. Tantas horas de estudio y estrés tenían que sacarse de alguna parte, y se sacaban con comentarios del tipo "Bueno, esto ya lo plancharé mañana", "La semana que viene me pongo a ordenar los armarios", "En cuanto acabe este trabajo organizo la cocina", etc, etc. Ni que decir tiene que todas esas (y muchísimas otras) tareas se pospusieron para mucho más tarde de lo que tenía previsto en un principio. Resultado: llevo toda la semana (sí, una semana entera) organizando, limpiando, recogiendo, guardando, clasificando y todos los gerundios añadibles relacionados con la limpieza y demás tareas domésticas. Así fue como acabé haciéndome un autorretrato con guantes incluidos! Por supuesto, mi pudor me impide poner foto del caos que había antes de la paliza que me he dado a limpiar... pero qué bien se queda una al ver la casa (por fin) tan recogidita... (y la satisfacción me va a durar una media hora, lo que tarden los fieras en llegar de pisar charcos en el campo con su padre...).

A punto de desesperar esta mañana, y durante un merecido descanso de 5 minutos, descubrí un blog que parecía haber escrito yo, pero no. Es sólo otra mamá (en este caso, periodista, escritora de libros y artículos para revistas, y una cachonda mental) con tres niños de edades parecidas a los míos, que verbaliza sin pelos en la lengua lo que le supone el estrés diario de ser mamá de familia numerosa. Cada post que leía pensaba "Pero si esto me pasa a mi"... Fue muy gratificante (ya sabéis, mal de muchos...). No os lo perdáis, especialmente si tenéis niños, creo que os echaréis unas risas (yo ya estoy enganchada).

(Os dije que hoy estaba parlanchina!)

3 comentarios:

  1. Felicidades profe ;) Es fantástico. Me alegro mucho.

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  2. Felicidades de nuevo y te admiro de verdad, porque yo sé lo que es tener tres niñas en casa! y tenerla limpia es misión imposible...y gracias por el blog...estos días con tanta lluvia me estoy leyendo blogs y blogs y blogs...tiene muy buena pinta...Besos ¡ah! Helena se ha soltado hoy a andar!! :D

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  3. Felicitaciones por haberlo conseguido!! Me imagino que habrá sido duro, ahora a disfrutar la recompensa ;-)

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