The day after (175/365)

El día después de tanto ajetreo, no podía por menos que ser un día tranquilito: paseos mañaneros, terracitas de verano (con bigotes de zumo de melocotón incluídos...)...



... compras, y dibujos en casa (una de las pocas fotos en las que Mateo no tenía la lengua fuera, ya sabéis...).



Orgullosísimo del resultado, como no?



Y Miguel, siguiendo los pasos de su hermano...



En fin, día tranquilito para recargar las pilas, que falta nos hacía después de lo de ayer...

¿Recordáis a Lauriña corriendo cual Heidi por el monte San Pedro? Evidentemente no podía haber otra cosa allí cerca que un padre flickero cámara en mano en modo ráfaga, haciéndole 30 fotos por segundo... y ella feliz, es lo que tienen nuestros niños flickeros... O les encanta lo de las fotos y te piden más...



... o ya ni miran cuando ven cámaras cerca...



Es un lugar precioso, con esas vistas de la ciudad y sobre todo, del mar! Si encima tienes la suerte de tener un buen día de sol (no demasiado habitual por allí, desgraciadamente) se puede quedar uno allí todo el día contemplando el paisaje... (o tirando piedras, el deporte rey entre los niños de 3-6 años... ¿o sólo son los míos??).





O si lo prefieres te puedes dar una vuelta mientras te tomas un tentempié...



... o descansar sobre un cañón enorme como si estuvieras en el sofá de tu casa...



... o sentarse a saborear la deliciosa combinación de galletas con hierba...



Dejamos a Juan y sus niños, y nos fuimos a la Plaza María Pita donde nos esperaba esta preciosidad que ya muchos conocéis (y si no la conocéis, no os podéis perder la maravillosa galería de fotos que le hace su mami).



Tan lindiña ella, tan achuchable, tan sonriente... Me tiene enamoradita esta Valentina! Un placer pasar un rato con ella y sus papis, y una pena ese sol de mediodía, que no nos dejó hacer casi ni una foto! Eso sí, lo pasamos bomba viendo a los peques jugar con las pompas de jabón (cortesía de Eva, gracias guapísima, están como locos!). Esto hay que repetirlo, pero con más tiempo (y el portátil para las clases de PS, con permiso de Mr. F., jajaja!).

Y luego a la Casa de los Peces, ese maravilloso Acuario que Mateo ya se conoce de memoria, y que Miguel recordaba vagamente de cuando era más pequeñín... y ese lugar donde apenas hay luz y no se puede hacer una foto decente (con mi cámara!)... sdifhañsoihfñaoeirfyaisfsakdjfkjdguaerawhef (gruñido de rabia contenida...).







Eso sí, los peques se lo pasaron bomba! Así que me quedo con 40 fotos movidas y oscuras... pero que aún así son un buen recuerdo de su paso por allí ...



En resumen, un día completito y muy divertido... Agotador, pero al mismo tiempo relajante... No sé si tiene mucho sentido lo que acabo de decir... pero me entendéis, ¿no?



Ya estoy deseando volver...