Son niños. Pequeños. Y encima les encantan los animales. Salvajes, a ser posible.
Tienen peluches, marionetas, muñecos, libros, DVDs, y todo lo que se pueda uno imaginar de todo tipo de animales. Y nunca se cansan de ellos.
Se montan sus películas, hablan entre ellos... e incluso cuando no tienen los juguetes, Mateo y Miguel juegan a "Ahora yo soy un león y te voy a cazar"...
Tanto documental de la 2 es lo que tiene. Así que salen a jugar al parque como fieras que hubieran estado encerradas tres meses. Y se creen leones (rugiendo y gritando por todo el parque), ardillas (escalando a los lugares más altos y difíciles, especialmente David!), elefantes (arrollando a todo el que se le ponga en medio, como hace Miguel), chimpancés (colgados de cualquier barra que encuentren... pasatiempo favorito de David), guepardos (corriendo de un lado a otro sin parar, como Mateo)... y toda la fauna del mundo mundial con sus características más salvajes...
Lo bueno de todo ello es que después llegan a casa, baño, cena, y a dormir... como marmotas!
(y mira qué bien me viene la foto para el plano cenital de este mes en La vuelta al mundo... o esta otra!!)
Las fieras descansan... y mis niños también.
:-)
Aw que tierno *-* Me encanta los animales, por lo que veo, ellos igual *-* Buenas noches!
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