En cualquier caso, cada niño es un mundo, como bien me demuestran estos tres cada día. Mateo dejó su chupete de la noche a la mañana: un buen día se levantó y me dijo que ya era mayor, lo cogió y lo tiró a la basura!! Y fin del asunto.
Miguel tardó 4 meses en aceptar chupete, solo se calmaba al pecho, pero cuando por fin lo aceptó, solo quería uno, SU chupete. Tanto fue así, que el día que el chupete se rompió (de tanto uso, normal!), no hubo manera de ofrecerle otro. Imaginaos la escena, muerto de sueño, pidiendo su chupete... Así durante 15 días, hasta que se acostumbró a vivir sin él (mucho antes de lo que lo había hecho Mateo).
Y David, aunque sea por imitar a sus hermanos, no tiene ni el menor interés por sus chupetes, a menos que tenga sueño... Y dentro de poco, seguro que ni eso... Porque crecen muuuuy rápido... (sniff!).
(Me auto-prohibo hacer más de una foto al día hasta que acabe mis trabajos pendientes, así que esto es todo, amigos!).
Buen finde!
Pues que suerte, este es el mismo chupete que el que le tengo a Helena, y lo chupa día y noche...lo peor aún no es el chupete, es el trapito que la acompaña más de las 24 horas diarias, no hay forma de que lo suelte, está sucísimo y ya sin color de tanto lavarlo. Si coge el chupete busca al trapo y si le das el trapo busca el chupete, los asocia...y no sé como me las arreglaré para sacárselo...creo que va a ser más complicado que con sus hermanas...
ResponderEliminarJo, por qué no puedo ver muchas fotos del blog???
ResponderEliminarYo quería ver ese lanzamiento de chupeteeeee!!!
jajaja, la Valentina lo probó por primera vez (con todo mi temor de mamá primeriza con la teta) a los 16 días... y su cara lo decía todo. Flipaba! Pero lo tiene claro, la teta es la teta (todavía!) y el chupete sólo cuando ya está a reventar de tanta leche pero quiere seguir chupando algo para quedarse dormida. Y qué gracia, hace como david, se despierta, se descorcha y me lo da. jajaja!